“Detenida por forzar renuncia de empleada”

03/09/13 - Argentina 

 

La mujer, del barrio cerrado La Reserva, está imputada de extorsión y privación ilegítima de libertad, agravada por violencia. Habría obligado a la trabajadora doméstica a enviar la carta documento bajo amenaza de no devolverle el DNI.

Por una decisión fiscal sin precedentes, una mujer está detenida e imputada por dos delitos graves tras, presuntamente, forzar a su empleada doméstica a firmar una carta documento de renuncia laboral. 

La imputada, Teresa Beatriz Nourikhan, fue detenida el jueves pasado. El viernes fue trasladada a su hogar, en el barrio privado La Reserva, para cumplir la detención de manera domiciliaria, beneficio previsto por ley que se otorga a personas que tienen a cargo hijos menores de 5 años. 

Según consta en la causa, la imputada primero acusó a la trabajadora de haberle sustraído en noviembre del año pasado la suma de 300 pesos. Ante esta situación, Nourikhan habría obligado a la empleada a desnudarse al frente de sus hijos, aseguró el abogado de la empleada, Gustavo Núñez. Sin embargo, el dinero estaba en un cajón de la casa, manifestó el letrado. 

Tras el incidente, “la empleadora obligó a la fuerza a la trabajadora a subir al auto de la familia, la llevó a la sucursal de Correo Argentino de la avenida Rafael Núñez, y la obligó a que envíe una carta documento bajo la amenaza de que, si no lo hacía, no le iba a devolver el documento nacional de identidad (DNI)”, manifestaron fuentes de la Fiscalía. 

La amenaza sobre el DNI no es casual: la trabajadora, que habría cumplido el régimen de cama adentro, es ciudadana peruana. Los inmigrantes suelen temer por su documentación por miedo a no poder conseguir otro trabajo. 

Finalmente, la trabajadora (la identidad se preserva por su resguardo), de unos 30 años de edad, envió la carta documento con la supuesta renuncia. 

La trabajadora “pasó un muy mal momento, tenía mucho miedo, se volvió un tiempo a Perú, estaba muy mal”, comentó Núñez. Además, habría recibido insultos como “muerta de hambre” y “negra de mierda”, aseguró Nélida Sosa, secretaria general del Sindicato del Personal de Casas de Familia de Córdoba (Sinpecaf). 

Penas
La detención se dictó por la gravedad de los delitos que se le imputan. La extorsión de documentos la ejecuta quien con intimidación o violencia obliga a otro a suscribir documentos de obligación o de crédito. Tiene una pena de cinco a 10 años. En tanto, la privación ilegítima de libertad agravada por violencia lleva una pena de dos a seis años de prisión. 

Estos dos delitos en concurso real llevan como mínimo una pena de prisión de cinco años y como máximo de 16 años. 

Un día después de la detención, los abogados de la imputada presentaron un escrito en el que consta que la misma tiene tres hijos menores de edad y que, como está separada, están a su cargo. 

La Ley de Ejecución de la Pena Privativa de Libertad prevé el beneficio de la prisión domiciliaria en varios supuestos. Entre ellos, “a la madre de un niño menor de 5 años o de una persona con discapacidad, a su cargo”. 

Cómo sigue
La investigación la lleva la Fiscalía de Distrito III Turno 6, a cargo de Carlos Matheu, quien le tomaría indagación a Nourikhan mañana. La declaración del imputado detenido es un medio de defensa de este –en la que puede guardar silencio– que toma el fiscal que sospecha fundadamente de la participación de la persona en el delito. 

Luego de la indagación, el fiscal decidirá si dicta la prisión preventiva en el término de 10 días. 

Nueva ley
Vale recordar que en Argentina tiene plena vigencia el nuevo régimen para el personal de casas particulares (ley 26.844), por el que se deben registrar todas las empleadas, incluso la que trabaja por horas una vez por semana (en el régimen anterior no era necesario). 

Entre las innovaciones de la reciente ley, está el monto de la indemnización en caso de despido sin causa. El empleador deberá pagarle a la empleada lo mismo que a un trabajador en relación de dependencia, es decir, un mes por cada año trabajado. La indemnización será más onerosa si la trabajadora no estaba registrada (el doble) o si fue dada de baja porque fue madre o porque se casó. Además, aumentaron los días de va¬caciones (entre 14 y 35 días, según la ¬antigüedad). Se reconocen tres meses de licencia por maternidad, derecho que la trabajadora no tenía (lo paga Anses). Y el empleador deberá contratar un seguro para cubrir riesgos laborales. 

En detalle
Cantidad. Se calcula que en el país hay alrededor de 1,1 millón de empleados en casas de familia; el 95 por ciento son mujeres. Registro. A partir de la nueva ley, se deben anotar todas las relaciones laborales, aún las de una hora a la semana. El plazo para inscribirlas se venció en junio pasado. 

Trámite. Para inscribir la relación en www.afip.gov.ar o al 0800-222-2526. El trámite lo tiene que hacer el empleador, con su clave fiscal (si no tiene, ingresar a la web). 

Más información: 
http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/detenida-por-forzar-renuncia-de-empleada


 

Remunerar a las amas de casa fosiliza la distribución actual del trabajo

04/06/2013 - Argentina 

 

Valeria Esquivel diserta sobre los aportes de la economía feminista durante su visita a Cali/ J. Marcos.

La economía feminista vive en un cruce que Valeria Esquivel ha decorado con títulos académicos. Desde Buenos Aires como licenciada, pasando por Londres como magíster primero y más tarde como doctora, hasta regresar a su país natal, ya en calidad de investigadora docente en la Universidad Nacional General Sarmiento. El feminismo y la economía son la intersección desde las que analiza el mundo: “Mi mirada se torna adjetivo de una ciencia no acostumbrada a pensarse políticamente. La economía se ve a sí misma con los descriptores de la ciencia neutra, lo contrario de lo político".
Valeria Esquivel llega a Colombia invitada por el Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad de la Universidad del Valle, el Proyecto de No Violencias hacia las Mujeres, y el Movimiento Social de Mujeres de Cali. El país cafetero celebra en marzo el Mes Internacional de la Mujer, con la vista puesta en la Ley 1257 de 2008, sobre la no violencia contra las mujeres tanto física como psicológica, sexual, simbólica y económica. Las palabras de Esquivel se abstraen del contexto geográfico para centrarse en esta última forma de discriminación, entendida, según lo estipulado en los Planes de Acción de las Conferencias de Viena, El Cairo y Pekín, como el abuso económico, el control abusivo de las fianzas, las recompensas o los castigos monetarios a las mujeres. 

¿Hablar de economía feminista en América Latina es hablar de economía del cuidado? 
La economía feminista no es sólo la economía del cuidado, a pesar de que yo haya trabajado el tema en profundidad. Haciendo eso nos vamos a quedar en un análisis de la política social y lo macro nos va a pasar por encima, como nos suele pasar. Lo sistémico no puede quedar sin cuestionar. La incorporación del trabajo doméstico no remunerado al análisis económico es una pieza fundamental de la economía feminista. Pero la economía feminista termina cuestionando el objeto de estudio de la propia economía. Hay que repensar el funcionamiento del sistema económico desde una perspectiva integral. 

¿Significa eso que la economía feminista se opone, por definición, a la visión neoliberal?
Creo que sí. Por definición, en términos epistemológicos, la economía feminista se opone al análisis neoliberal, es un programa de investigación heterodoxo. Aunque también hay economistas feministas que se consideran a sí mismas ortodoxas y, en ese caso, entienden el análisis feminista como una corrección en la que sus análisis se ubican en el ámbito microeconómico. 

Regresando al tema del cuidado, algunos académicos critican que supone una especie de invasión de la esfera de lo privado, de lo que sucede, por ejemplo, en el interior de los hogares. 
Una de las aportaciones de la economía feminista es sacar la noción de ‘cuidado’ de la esfera privada. El cuidado está atravesado por instituciones, por políticas, por lo que entendemos como nuestra identidad. Es público, en el sentido de politizable. 

“La incorporación del trabajo doméstico no remunerado al análisis económico es una pieza fundamental de la economía feminista" 

¿Cuál es la agenda política asociada a la economía del cuidado? 
Visibilizar el trabajo doméstico del cuidado no genera una única agenda. Por ejemplo, una de estas agendas es la de la remuneración al ama de casa, con la que no estoy de acuerdo. En la Plataforma de Acción de Pekín de 1995, el trabajo doméstico se llamó trabajo no-remunerado y se llamaba a los países a generar instrumentos de medición, como las encuestas de uso del tiempo, con las que considerar su valor. La frutilla de ese postre era reconocer, para valorizar, para remunerar. Detrás estaba el movimiento del salario para las amas de casa, que era muy fuerte en Italia e Inglaterra. Significaba poner un precio a algo que no es mercantil ni monetario. Los países europeos socialdemócratas se oponían a ese mensaje. La Plataforma se terminó quedando a mitad de camino: reconocer, valorizar… y no dice nada más. 

¿Pero por qué no reconocer, también económicamente, el trabajo de las amas de casa? 
Porque fosiliza e inmoviliza la distribución actual del trabajo; va en contra de la idea de redistribución del cuidado. Además, el actor político, el ama de casa que no está en el mercado, es un actor cada vez más pequeño. La mayoría de nosotras, y cada vez más frecuentemente en las nuevas generaciones, va a estar a la vez en el hogar y en el mercado; por lo menos en nuestra región. Sin embargo, cuando entramos a la esfera remunerada no logramos alterar demasiado nuestro rol como mujeres. La remuneración cosifica; estaríamos cayendo en una naturalización de ese rol. Y a su vez, tiene implícita una idea de familia, de varón y de mujer, que se ha desactualizado con el tiempo. Hoy ya no tenemos hogares nucleares biparentales como la norma; tenemos un sinfín de configuraciones familiares que no necesariamente tienen un trabajador remunerado varón y a una mujer ama de casa. 

Si el punto de partida es que todas y todos recibamos el cuidado que necesitamos, ¿remunerar a quienes lo posibilitan, principalmente mujeres, no es una forma de garantizarlo? 
Para mí, no. Hay una variedad de instrumentos políticos, como los servicios de cuidado o las iniciativas de conciliación familia-trabajo, que a la par que garantizan la provisión de cuidados redistribuyen la responsabilidad de brindarlos. Mi inquietud como economista son todas esas instituciones, regulaciones y políticas que enfatizan y refuerzan ciertos valores culturales sobre otros. Si la remuneración de las mujeres es menor que la de los varones, en una pareja ¿quién va a estar más horas en el mercado de trabajo? El varón, porque para la misma hora recibe más ingresos. Los incentivos están dados para que los hombres estén más en el mercado de trabajo y las mujeres, en los hogares. Se trata de alterar esos incentivos, de cuestionar la economía, de ver cómo hacemos para vivir un poco mejor. 

“Externalizar el trabajo doméstico no es compatible con el feminismo, pero en el camino hacia la igualdad hay que proteger a las trabajadoras" 

Entiendo que haces una distinción entre quien trabaja en su hogar y quien lo hace fuera limpiando y cuidando en otras casas. Es decir y si hablamos de mujeres, diferencias entre las que podríamos llamar ‘amas de casa’ y las ‘trabajadoras domésticas’. 
Efectivamente, es importante la distinción que se da entre el trabajo no remunerado de las amas de casa y el trabajo doméstico, que sí debe ser remunerado. Las trabajadoras domésticas tienen que estar bien remuneradas, pues es imperioso transformar al trabajo doméstico en trabajo decente. 

El tema del cuidado ¿es también y sobre todo cultural? 
Sí, sin dudas. El punto es que no es sólo cultural… si por cultural se entiende inmodificable. Lo interesante en el cuidado es que lo que nos suena natural en algunas sociedades en otras no lo es. No hay nada natural. El debate por ejemplo en Europa son las mujeres mayores, porque hay más mujeres mayores que hombres, y cómo garantizar su cuidado. Ocurre también en China. Pero en nuestros países se habla de cómo hacer guarderías. Por eso el cuidado son distintas cosas, aunque todas parten del mismo asunto: ¿a quién se define como dependiente, como beneficiario? ¿A través de qué mecanismos se introducen garantías para ese cuidado? ¿Cuándo se supone que va a llegar gratuitamente a las familias? 

¿La perspectiva del cuidado es la versión feminista de la protección social? 
La perspectiva de cuidado va más allá porque mientras la protección social básicamente garantiza el ingreso mínimo, que es para consumir, el cuidado se pregunta además por una dimensión que está más allá del consumo. El cuidado es mucho más complejo. Se juegan los afectos, las normas sociales y las identidades. Desde la perspectiva del cuidado no pedimos que todo el mundo consuma sino que todo el mundo tenga el cuidado que necesita, lo que es caro en términos de tiempo y más allá de la remuneración. 

Pero ¿la contratación doméstica es una solución coherente con el feminismo? 
No, en términos de que no redistribuye el trabajo doméstico sino que termina externalizándolo. Ahora, eso no quiere decir que habría que abolir el trabajo doméstico remunerado en sí mismo. Lo que hay que hacer es tener sociedades más igualitarias y relaciones entre varones y mujeres más igualitarias, pero en el camino hay proteger a estas trabajadoras. La contratación de trabajadoras domésticas, además de explicarse por las prácticas clasistas y por las inequidades de género, se explica por mercados de trabajo que no generan alternativas para estas mujeres en términos de ocupación. 

“La noción de ‘cuidado’ es un concepto resbaladizo porque aparece cercano a la naturalización del cuidado como una dimensión de lo femenino" 

Desde esta postura feminista, ¿cuál es la valoración que haces de las mujeres de clase media-alta o acomodada que contratan a mujeres de los que llamas ‘sectores populares’, para que se ocupen del trabajo doméstico? 
Quienes están contratando el servicio doméstico son los hogares, no las mujeres de clase media acomodada; los servicios los recibe el hogar, pero como se naturaliza que las mujeres son las responsables, entonces ellas quienes terminan tramitando esa relación con la empleada doméstica. Lo que provoca externalizar parte de este trabajo en otras mujeres empobrecidas es que el conflicto de género en el interior de los hogares no se resuelve, no redistribuyes entre mujeres y varones, si no que se recurre al servicio doméstico. Es una práctica clasista porque se juegan distancias sociales y porque no existe la contratación de trabajo doméstico en sociedades igualitarias, pues para que haya contratación de trabajo doméstico la distancia salarial entre lo que se le paga a la empleada doméstica y lo que genera el hogar tiene que ser muy elevada. Por eso en países más igualitarios el trabajo doméstico es un servicio de lujo. 

La Filosofía, desde la ética de la justicia, ha evidenciado las consecuencias que supone ubicar el concepto de ‘cuidado’ en el centro del debate. Para algunos teóricos, el cuidado queda anclado a la mujer. 
El tema del cuidado y su romanticismo genera escozor en el feminismo. La noción de ‘cuidado’ se nos resbala hacia el antifeminismo con mucha facilidad. Efectivamente es un concepto resbaladizo porque aparece cercano a la naturalización del cuidado como una dimensión de lo femenino, como si naturalmente las mujeres estuviéramos equipadas para cuidar, y para cuidar bien. En algunos contextos, aparece incluso leído como una exaltación de la maternidad. A oídos conservadores puede ser peligroso y por eso tenemos que sacarlo del terreno privado para hacer una lectura feminista. No es posible que mi único lugar como mujer sea la maternidad o el cuidado. Por eso prefiero una perspectiva de derechos a una retórica vacía del cuidado. 

En esa noción de ‘cuidado’ des-ubicada cultural y sexualmente, ¿cómo se relaciona el cuidado con los varones? 
Tiene que ser posible que una mujer opte por no cuidar sin jugarse la identidad. Igualmente, que los varones puedan cuidar sin perder tampoco su identidad. El cuidado es una práctica. Y los varones van a cuidar cuando estén puestos en la situación. Me preocupa que las políticas sociales ubiquen a las mujeres, sobre todo a las de sectores populares, únicamente en el rol de cuidadoras, quitándoles autonomía. Lo interesante del cuidado es que visibiliza miradas transversales; las personas requerimos cuidados con distintos grados, de acuerdo a nuestro nivel de dependencia y de autonomía, y esos cuidados tienen que poder mirarse de forma integral. En ese sentido, el cuidado como concepto es positivo si permite viabilizar un diálogo entre las distintas perspectivas. El cuidado no es un condimento natural de la femineidad, es un aspecto de los seres humanos que se practica y se aprende. Es relacional. Un varón que cuida no es menos varón, al igual que una mujer que no cuida no deja de ser mujer. Como práctica, el varón también puede aprender a cuidar, que no es un rasgo natural ni de varones ni de mujeres. 

Fuente: J. Marcos, Pikara

Para mayor información:
http://www.pikaramagazine.com/2013/06/%E2%80%9Cremunerar-a-las-amas-de-casa-fosiliza-la-distribucion-actual-del-trabajo%E2%80%9D/ 


 

El derecho y la responsabilidad del cuidado

02/05/2013 - Argentina

Acaba de ser lanzado en Buenos Aires el proyecto El cuidado en la agenda pública, liderado por organizaciones de la sociedad civil, que pretende tanto instalar el debate sobre la necesidad de políticas públicas de cuidado y la desigual distribución de tareas dentro del hogar, como crear conciencia sobre el cuidado como un derecho ciudadano. Según una encuesta realizada en el año 2011 por estas organizaciones: el 76% de niñas y niños están en los hogares a cargo de las madres y el promedio de días que los padres se toman de licencia por paternidad es 4,4. Representantes de dos de los países más avanzados en la región en este tema –Costa Rica y Uruguay- participaron del evento relatando sus experiencias. 

COMUNICAR IGUALDAD- “En nuestras investigaciones encontramos que el cuidado no es sólo un problema de política pública si no que no hay demanda social: el 84% de los niños menores de 3 años no está escolarizado y el 87% de los padres dijeron que esto sucedía porque eran chiquitos. Sólo un 3% dijo que era porque no encontró vacantes. Esto evidencia que no está generado el derecho sobre el cuidado. La propuesta del proyecto es incentivar un cambio cultural” señala Lucía Martelotte, responsable del proyecto El cuidado en la agenda pública- Estrategias para reducir las desigualdades de género en Argentina por parte del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) –una de las organizaciones de la sociedad civil que implementará la propuesta junto al Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (CIEPP) y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC). 

El proyecto tiene tres etapas. Primero realizarán un diagnóstico –en base a entrevistas con personas claves del tema- que culminará en una publicación; en base a ese material se realizará un manual de capacitación que servirá de insumo para la realización de talleres destinados a decisoras/es en el tema; y por último se promoverán diálogos intersectoriales para la generación de política pública. El territorio de abordaje será la Ciudad de Buenos Aires, los municipios bonaerenses de Morón y San Martín, y San Salvador de Jujuy (Jujuy) y Resistencia Chaco). 
Argentina es uno de los países más rezagados de la región en relación a las políticas públicas sobre este tema. De acuerdo a una investigación realizada por ELA –De eso no se habla: el cuidado en la agenda pública, basada en un estudio de opinión realizado en el 2011 en el Area Metropolitana de Buenos Aires, sobre la percepción de las personas en relación a temas de cuidado: en el 76% de los casos, las niñas y niños están en las casas al cuidado de las madres y sólo en el 22% de los casos se hacen cargo los padres. “En los últimos años, se han producido cambios en los roles que desempeñan los varones vinculados al cuidado de los y las hijas –se señala en el informe-. Sin embargo, el compromiso de los padres varones en relación con el trabajo de cuidado se refleja en aquellas tareas vinculadas con el espacio público (llevarlos a la escuela, al médico, realizar paseos), en comparación con generaciones precedentes y no con aquellas que deben efectuarse en el interior del hogar. En concordancia con tal fenómeno, se observa que en las últimas tres décadas poco ha variado el compromiso de los padres varones en las tareas domésticas del hogar.” 

Si bien el concepto de cuidado abarca a la niñez, pero también a las personas con discapacidad o enfermedades, es en la infancia, y particularmente en los primeros años de vida, en los que se concentran la mayor cantidad de tensiones vinculadas al tema, tanto por la ausencia de cobertura pública como por la falta de hábito mencionada por Martelotte. Según la investigación de ELA: cuando en los hogares hay sólo niñas y niños menores a 3 años, el 70% de ellos/as no son enviados a instituciones de cuidado; y al preguntárseles a madres y padres por qué se quedaban en casa, el 87% respondió “porque aún no tienen edad para ir a la escuela”. “El aumento de la asistencia escolar a partir de los 3 años de edad se vincula con diversos factores, entre los cuales se puede destacar las representaciones sociales de las familias en torno al momento adecuado para que sus hijos/hijas asistan a estos establecimientos, la extensión de la obligatoriedad al nivel inicial a partir de los 5 años -que ha tenido un efecto positivo en la cobertura y la asistencia- y la pretensión de universalización de la educación a partir de los 4 años de edad mediante la Ley de Educación Nacional del año 2006, que implica un avance importante en términos normativos” se señala en la investigación. 
En relación a las licencias por mater-paternidad, sólo el 20% de las mujeres tomaron la excedencia de licencia, de tres meses más sin goce de sueldo, prevista por la Ley de Contrato de Trabajo; la razón que dio el restante 80% para no tomarlas no se vinculó a la falta de deseo de hacerlo sino a la imposibilidad de prescindir durante tres meses de los ingresos económicos. En cuanto a los varones, el promedio de días de licencia por paternidad que se tomaron fue de 4,4. Si bien la ley establece sólo dos días para los varones, en algunos casos tomaron días extras para quedarse con sus hijas/os. Consultados sobre el período de tiempo que la ley les otorga: si bien el 56% consideró insuficientes los dos días, un 19% de los entrevistados no sabía siquiera cuánto tiempo les correspondía. 

Uruguay

El programa gubernamental del Frente Amplio (Uruguay) para las elecciones nacionales del 2009 incluía la temática de cuidados. ”Pero no se sabía cómo llevarlo adelante, de qué estábamos hablando, sólo definir el tema nos llevó dos años” recuerda Andrés Scagliola, director nacional de Política Social del Ministerio de Desarrollo Social de ese país, presente durante el evento de lanzamiento del proyecto El cuidado en la agenda pública. 

Finalmente, en el año 2012 se creó un grupo de trabajo sobre el tema, en el 2011 se propuso el debate nacional sobre el alcance que tendría y, en el 2012, esta política pública fue validada por un gabinete social. Actualmente, el proceso enfrenta otro debate vinculado a cómo se financiará el sistema: con presupuesto estatal con copagos vinculados al nivel de ingreso de cada habitante, o si se creará un impuesto específico. 
Mientras tanto, a partir de este año comenzaron a implementarse experiencias concretas que articulan sobre algunos programas ya existentes y que se concentran fundamentalmente en la capacitación de personal. “Estamos capacitando a cuidadoras y cuidadores de adultos mayores, y especializados en discapacidad y niñez –explica Scagliola-. Creemos que mientras desde el Estado se generan espacios específicos para estas personas, actualmente ya pueden insertarse en los ámbitos públicos y privados existentes. Otros dos proyectos que estamos desarrollando tienen que ver, por un lado, con un nuevo modelo de gestión de residencias para adultos mayores de larga estadía, que estamos haciendo en Paysandú, para definir un nuevo modelo de salud; y en primera infancia, y muy atado a situaciones de pobreza y pobreza extrema, estamos trabajando con las situaciones de cuidado requeridas desde los programas que trabajan con subsidios para familias.” 

Costa Rica

Durante la presentación del proyecto también expuso Ana María Ortiz Rechnitz –representante de la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil de Costa Rica- que relató el proceso de ampliación de la red de cuidado para niñas y niños en ese país desde el 2010. La propuesta también era parte del programa gubernamental de la actual presidenta Laura Chinchilla, que ganó ese año las elecciones. 

En Costa Rica existían desde hace 50 años centros de atención para niñas y niños. El cambio introducido por la nueva gestión tuvo que ver con ampliar, en alcance y en integración, esos espacios. “Les dijimos que debían atender un mínimo de 10 horas diarias y darles a los niños al menos 4 tiempos de alimentación –explicó Rechnitz-. Fue una tarea que realizamos junto al Ministerio de Salud y dando insumos para concretarla: a los gobiernos locales le ofrecimos dinero para crear nuevos centros de atención, lo cual les permitiría generar fuentes de empleo; preparamos a las madres que tenían hogares comunitarios para esta tarea; les dimos dinero a las asociaciones de desarrollo, solidarias y cooperativas para que adecuaran sus propios centros a los nuevos requerimientos; y a los centros privados les propusimos pagarles una subvención para que tomaran a niños en condición de pobreza y vulnerabilidad. La mayoría dijeron que no porque temían que si lo hacían perderían a su clientela de clase alta, pero algunos aceptaron y la experiencia demostró que sólo se fueron dos o tres de cada 20 niños. Es un modelo solidario que se basa en la integración social. Hacíamos erto o no sé qué pasaba. Costa Rica era un país que se estaba polarizando, y esta integración es la base de la democracia.” Actualmente cerca de 30 mil niñas y niños son atendidos en estos centros, lo cual duplicó la oferta de cuidado previa al 2010, y el desafío es llegar al 100% de la población para el año 2023. La política se financia con un fondo de asignaciones familiares que recibe impuestos por licor, cigarrillos y multas de tránsito. 

Pulicado por Sandra Chaher, Comunicar Igualdad 

Para mayor información: http://www.comunicarigualdad.com.ar/4062/